Staphylococcus epidermidis es el microorganismo más frecuente en la piel y conforma más del 90% de la microbiota residente.
La piel es un ambiente en gran parte seco y pobre en nutrientes (más allá de las proteínas y los lípidos básicos), pero algunos microorganismos como Staphylococcus epidermidis pueden sobrevivir.
Para sobrevivir en un ambiente tan frío, ácido y desecado, la microbiota residente de nuestra piel se ha adaptado para utilizar los recursos que están presentes en el sudor, el sebo y el estrato córneo.
Constituye una perfecta relación de mutualismo piel-bacteria, la epidermis permite el crecimiento de S. epidermidis, mientras que este le proporciona a la piel un nivel adicional de péptidos antibacterianos, se comunican con las células de la piel y ayudan a defenderse de infecciones y lesiones.
Más del 80% de las cepas de S. epidermidis producen una enzima para esterificar los ácidos grasos a colesterol, una función que podría protegerlos de los efectos de los abundantes lípidos bactericidas.
Evita también la formación del biofilm que es una estrategia de supervivencia para microorganismos patógenos. La organización en biofilms es el modo dominante por el que se establece y crece la microbiota dañina en la piel, promoviendo la adhesión y la persistencia en la piel.
Staphylococcus epidermidis cumple diversos roles en la piel:
- Inhibir la colonización de cepas potencialmente patógenas de S. aureus,
- Evitar la formación de biopelículas para la adherencia de otras bacterias
- Inhibir el crecimiento de C. acnés, implicado en el acné
- Modular la respuesta inmunitaria innata del huésped.