SENSIBILIDAD de la piel:
sensible vs. resistente
Piel sensible
La piel sensible se caracteriza por sufrir sensaciones de picazón, tirantez, calor o incluso ardor. Cualquier tipo de piel, ya sea seca, grasa o mixta, puede tornarse sensible y puede deberse tanto a la aplicación de productos cosméticos como a estímulos ambientales.
La piel hipersensible es hiperreactiva a factores que generalmente son bien tolerados por personas de piel normal. Es una versión más extrema de piel sensible y se caracteriza por presentar molestias (como el picor, el ardor, el cosquilleo, el dolor o quemazón), frente a estímulos que normalmente no tendrían que ocasionar ningún síntoma, como pueden ser el agua, el sol, el frío, el calor, el viento, el maquillaje, perfumes, el estrés etc.) Estas sensaciones, y su intensidad, varían en cada individuo, lo que puede dificultar el diagnóstico.
Las pieles sensibles, reactivas o irritables, suelen presentar una disfunción de la barrera y son muy frecuentes (afectan a un tercio de la población adulta). Un desequilibrio del microbioma de la piel puede estar relacionado con los síntomas de sensibilidad.
La piel grasa se caracteriza por: Poros agrandados, claramente visibles. Brillante. Piel engrosada y pálida: los vasos sanguíneos pueden no ser visibles. Presencia habitual de comedones (de cabeza negra y cabeza blanca) y de formas diversas de acné. La cantidad de sebo producida por las glándulas sebáceas controla la eficacia de la función de barrera de la piel y, en consecuencia, de su estado. La hiperproducción de sebo puede dar lugar a piel grasa, propensa al acné, mientras que una baja producción de sebo causa piel seca.
La piel hipersensible es hiperreactiva a factores que generalmente son bien tolerados por personas de piel normal. Es una versión más extrema de piel sensible y se caracteriza por presentar molestias (como el picor, el ardor, el cosquilleo, el dolor o quemazón), frente a estímulos que normalmente no tendrían que ocasionar ningún síntoma, como pueden ser el agua, el sol, el frío, el calor, el viento, el maquillaje, perfumes, el estrés etc.) Estas sensaciones, y su intensidad, varían en cada individuo, lo que puede dificultar el diagnóstico.
Las pieles sensibles, reactivas o irritables, suelen presentar una disfunción de la barrera y son muy frecuentes (afectan a un tercio de la población adulta). Un desequilibrio del microbioma de la piel puede estar relacionado con los síntomas de sensibilidad.
La piel grasa se caracteriza por: Poros agrandados, claramente visibles. Brillante. Piel engrosada y pálida: los vasos sanguíneos pueden no ser visibles. Presencia habitual de comedones (de cabeza negra y cabeza blanca) y de formas diversas de acné. La cantidad de sebo producida por las glándulas sebáceas controla la eficacia de la función de barrera de la piel y, en consecuencia, de su estado. La hiperproducción de sebo puede dar lugar a piel grasa, propensa al acné, mientras que una baja producción de sebo causa piel seca.
Piel resistente
La piel resistente se caracteriza por tener la capa más superficial de la piel más fuerte. Esto la protege eficazmente contra alérgenos y otros irritantes del medio ambiente. Son pieles que rara vez desarrollan acné o enrojecimiento (excepto por quemadura solar). Las personas con piel resistente generalmente pueden utilizar cualquier tipo de producto para el cuidado de la piel sin desarrollar erupciones.
Rutina básica para pieles resistentes
● Las pieles resistentes tienden a ser resistentes también a los efectos beneficiosos de los productos, por lo que se recomiendan productos con mayores concentraciones de ingredientes activos.
● Es conveniente utilizar factores de protección solar mayores a 15.
● Es conveniente utilizar factores de protección solar mayores a 15.
Rutina básica para pieles sensibles
● Para mantener el equilibrio cutáneo, debes usar tratamientos de alta tolerancia, que se deben aplicar con delicadeza una o dos veces al día.
● Introduce en tu dieta antioxidantes, como Vitaminas A, C y E y aceites vegetales naturales o pescado graso, que pueden ayudar a restablecer el estado de salud en la piel.
● Utiliza protector solar para evitar el efecto nocivo de la luz UV.
● Algunos productos pueden ayudar a reducir los síntomas, y en algunos casos prevenirlos. Puedes usar un hidratante de uso diario, con pigmentos verdes que neutralizan el enrojecimiento, disminuyendo la apariencia enrojecida del rostro.
● Introduce en tu dieta antioxidantes, como Vitaminas A, C y E y aceites vegetales naturales o pescado graso, que pueden ayudar a restablecer el estado de salud en la piel.
● Utiliza protector solar para evitar el efecto nocivo de la luz UV.
● Algunos productos pueden ayudar a reducir los síntomas, y en algunos casos prevenirlos. Puedes usar un hidratante de uso diario, con pigmentos verdes que neutralizan el enrojecimiento, disminuyendo la apariencia enrojecida del rostro.